Publicidad engañosa se paga con pechadas

Omnisport

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” –Proverbios 22:6-

Antes de ahondar en la existencia de la publicidad engañosa, comenzaremos con esta frase: “Todo pueblo tiene el gobierno que merece”. Desafortunadamente en el caso salvadoreño, esta cita no aplica solamente en el caso de políticos y otros agentes que de un modo u otro detentan poder. Pone de manifiesto la gran –e ignorada- crisis moral que padecemos en el país. De modo que en el Pulgarcito de América, tenemos los “docentes que merecemos”, los “policías que merecemos”, los “banqueros que merecemos”, y la lista es larga. Tenemos, por ende, la publicidad que merecemos.

Hablamos de esto en razón de algunas situaciones recientes que llegan al colmo de lo amoral de nuestra sociedad.

Ciertamente que exista publicidad engañosa no es algo exclusivo del Tercer Mundo.

Como dice la frase: “Pasa hasta en las mejores familias”. Sin embargo, en nuestro país esto tiene un componente que lo hace especialmente reprobable.

En esta última década, han sido más frecuentes –y notorios- algunos intentos de querer aprovecharse del consumidor por parte de algunas reconocidas empresas. Más que nada se han dado casos en los que en el oligopolio de los supermercados han sido detectados una buena cantidad de productos de consumo cuya fecha de vencimiento ha expirado. En algunos casos, incluso tiene algún tiempo de haber sido sobrepasada.

Esto se hace sin tomar alguna acción para su retiro de los anaqueles en orden de garantizar la salubridad e inocuidad de las mercancías. Cabe destacar que hay una seria probabilidad que muchos de estos formen parte alguna de las ofertas que recurrentemente se publicitan. Con esto, se aumenta el riesgo para los consumidores.

Llevar a cabo este tipo de campañas sin ninguna acción de depuración de los productos o sin informar a los consumidores califica como publicidad engañosa.

Ahora bien, estas situaciones han sido las más comunes hasta ahora y en tal sentido nunca se aplica la ley con rigurosidad hasta que se hace alguna inspección a las salas de venta y se realiza este tipo de hallazgo. No cuesta intuir que hasta que no se le llama la atención a los comerciantes, el consumidor está en plan de saco de arena para boxeador  frente a estos: Recibe y recibe golpe tras golpe.

Vemos otros caso como el black friday en el que ya hace un par de años atrás se está volviendo típico para estos casos. Como ejemplo, un prestigioso almacén de electrodomésticos en julio, tenía una motocicleta a un precio determinado y en noviembre aparece con el 25% más de dicho precio y decía: Oferta de Black Friday. Esto era un claro abuso de la temporada y del frenesí de las ventas, que en muchos casos aprovechan los almacenes para deshacerse del inventario anual.

De esta manera, se ha empezado hasta cierto punto a tomar como algo normal esta apatía y las posibles consecuencias de la misma. La cosa llega a otro nivel cuando ocurre alguna denuncia de estos hechos. Se convierte en una verdadera noticia y existe una expectativa real de que se le reconozcan al cliente sus derechos. Ahora bien, ¿Qué sucede cuando en razón de esto, se trata abusivamente a los clientes?

El asunto se vuelve viral y hasta una oportunidad de llamar la atención sobre el problema.

Y esto pasó precisamente hace poco, ya es de sobra conocida la historia del cliente de Almacenes Omnisport que fue agredido cuando iba a presentar un reclamo con justa razón. La oferta que había tomado especificaba claramente que la instalación del estéreo era gratis, ¿Es una respuesta seria la famosa pechada? Hasta el día de hoy, no se sabe si el vigilante del establecimiento actuó así por instrucciones “de arriba” o por cuenta propia. En todo caso, ha generado todo tipo de opiniones y reacciones de la opinión pública nacional, entre los que destacan algunos memes que buscan llamar la atención sobre el asunto de modo humorístico. Esto es a fin de que la cosa no quede en el olvido y se le dé tratamiento o al menos, quede un precedente. Sin embargo, casi todos coinciden en una cosa:

Debe hacerse algo al respecto y es el colmo que estas situaciones lleguen a ese punto.

No obstante, es justo dejar al descubierto que estas cosas pasan desde la raíz de nuestra sociedad y nos afectan a todos porque hace mucho tiempo en El Salvador ya no se le enseña a nadie a ser persona ni a tener respeto alguno por su prójimo. En consecuencia, vemos que en casi todas partes es válido pasar por encima de los demás para conseguir lo que nos proponemos. Muy cierto es que nos indigna cuando lo vemos en estos casos o de parte de la clase política… Pero sucede porque carecemos de fundamentos morales y éticos… Y si las personas que mañana serán empresarios o políticos se crían sin ellos, el resultado es muy previsible.

Y si esa indignación es cierta, sería un muy buen primer paso reconocer el problema.

Tal vez sea verdad que la educación comienza en casa, pero que el día de mañana seamos personas de provecho que buscan su bienestar sin estar buscando arrancárselo a otro depende de todos los agentes de socialización en que participamos. No es tarea única de los padres de familia (eso en caso de familias completas).

Por algo, en algún momento existió una materia para tal fin en el pensum escolar.

Los resultados de su supresión los vemos cada día en situaciones muy diversas: Desde timos de este tipo hasta la delincuencia galopante que sufrimos.

Para terminar, es justo que estas situaciones se hagan del conocimiento del público para que finalmente se haga algo. Sin embargo, estas circunstancias se replicarán hasta que entendamos que nuestra crisis moral conduce a que pasen sucesos como estos y que su solución pasa forzosamente por nosotros mismos. Todo está en el ejemplo que demos a los demás y a las futuras generaciones. Hasta que dejemos de esperar que otro lo resuelva, su erradicación seguirá siendo una utopía.