De bitcoin y otras criptomonedas: Activos de doble filo

De bitcoin y otras criptomonedas: Activos de doble filo

Bitcoin es un nombre que posiblemente no resulte familiar a muchos agentes económicos, pues su aceptación como posible medio de pago universal está todavía en debate debido a muchas razones. Sin embargo es un viejo conocido en el ámbito de los sistemas virtuales de pago. La forma cómo hacemos negocios e intercambios ha experimentado una buena cantidad de cambios en la historia de la humanidad, principalmente en aquellos períodos de transformaciones sustanciales del ámbito económico. Sin embargo, a lo largo de toda la historia se han mantenido inalteradas las funciones básicas de la mercancía universal, popularmente conocida como dinero.

Estas funciones son principalmente: Ser un medio de cambio, una unidad de cuenta y un depósito de valor.

En cada momento histórico, cada medio de pago utilizado ha llenado estas 3 funciones y dadas las circunstancias recientes es muy probable que en un futuro le llegue el turno sino al bitcoin, a alguno de sus sucesores cuando las criptomonedas se hayan asentado como un sistema de pago universalmente aceptado. A grandes rasgos, una criptomoneda es el equivalente virtual del dinero, pues además de llenar las 3 funciones reconocidas a éste, existe algo que las respalda y certifica su validez como medio para transacciones.

Este respaldo es la tecnología común que manejan todas ellas: El Blockchain. Este sistema consiste en un registro automatizado de cada transacción realizada con ellas, es decir, en la medida que se realizan operaciones diversas, ya sea en bitcoins u otras de su especie, mientras sean validadas le aportan solidez como medio de cambio. Cada movimiento que se valida se transforma en un nuevo bloque de archivos que se agrega a la cadena de memoria.

A lo largo y ancho del planeta hay personas que llevan a cabo la tarea de validar las operaciones que se realizan con ellas y como resultado, crean más bitcoins. A esto se conoce como “minería”, dado su paralelo con la extracción de oro en el mundo real. En principio puede parecer una tarea sencilla, pero debido al crecimiento reciente del volumen de transacciones, se requieren equipos informáticos muy poderosos para llevarla a cabo.

Actualmente existen 16 millones de bitcoins en circulación, como resultado de la minería y compra y venta de unidades de la criptomoneda.

La cantidad de bitcoins está restringida a 21 millones debido a limitantes de memoria en el sistema. Esta limitante técnica y sucesos recientes lo han convertido en uno de los activos más demandados. El pasado mes de mayo el bitcoin sobrepasó por primera vez el precio de la onza de oro (Poco más de US$1 mil 200 en aquel momento) y actualmente el precio de una unidad oscila entre los US$2 mil 800 y US$3 mil. Es precisamente esta solidez exhibida por bitcoin y las criptomonedas lo que las vuelve cuestionables.

Pese a toda la tecnología que tienen involucrada, todavía existe cierto escepticismo sobre su implementación. Precisamente la clave de su éxito es a la vez algo que siembra muchas dudas sobre su uso. Entrando al tema de fondo, el secreto de este medio de intercambio ha sido su universalidad.

De bitcoin y otras criptomonedas: Activos de doble filo

Al no ser emitida por ningún banco central de país alguno, su movilidad es prácticamente irrestricta y con inexistente riesgo cambiario. Sin embargo, como todo activo, el bitcoin posee un precio de mercado en moneda fuerte. En este sentido, una sola unidad de bitcoin tiene un poder adquisitivo enorme.

Si bien su libre circulación puede sonar en principio algo ventajoso, está asociada al lado oscuro del tema, y es que los tenedores de bitcoins poseen anonimato para todas sus transacciones y del mismo modo. Queda a criterio de cada uno revelar su identidad a su contraparte.

Este criterio de anonimato es algo que hasta cierto punto ha permitido deducir ambas caras del tema, pues el aprovechamiento del mismo ha posibilitado 2 situaciones que han operado en sentidos opuestos respecto del uso del bitcoin. En primer lugar, la ventaja del anonimato hace posible que esta moneda virtual pueda utilizarse en mercados negros de distinto tipo y en situaciones delictivas, ya que a menos que alguna de las partes decida revelar su identidad, uno nunca sabrá con quien está tratando.

Y en segundo lugar, la manera como el bitcoin se ha revaluado con el paso del tiempo es una consecuencia indirecta del anonimato de los usuarios. El reciente caso del ransomware WannaCry es la principal causa de que el bitcoin haya subido de precio a sus niveles actuales.

Los pagos que se exigían a las víctimas debían ser realizados en bitcoins.

Más allá de que haya aumentado tanto de valor debido a una situación de origen delictivo, cabe resaltar que el precio actual del bitcoin en dólares es producto de una circunstancia, por ello es posible intuir que esta situación sea algo pasajero y deja entrever que en cuanto a valor de resguardo, el bitcoin pueda ser útil ahora, pero en un futuro probablemente no. La dependencia de las circunstancias le dan un carácter muy volátil, y no olvidemos que una característica de los valores de refugio es su estabilidad a lo largo del tiempo.

Esta y las otras criptomonedas tienen potencial para ser el medio de pago del futuro, pero actualmente no puede decirse que vayan a sustituir en el corto plazo al dinero tal como lo hemos conocido históricamente. A pesar de su evidente solidez y creciente aceptación, existen muchos vacíos legales que complican su utilización masiva.

A esto se agrega que a la fecha, cualquier transacción realizada en bitcoins es irreversible.

En este aspecto muchos países actualmente se encuentran trabajando en las regulaciones del caso, ya que el uso de las criptomonedas no sólo es un tema complicado debido al riesgo que entrañan unas transacciones virtuales prácticamente a ciegas. En el tema fiscal, cada transacción en bitcoins o alguna otra está técnicamente libre de intermediarios financieros y en consecuencia no paga comisión alguna, y por extensión, tampoco impuestos. Por ende se convierte en un manjar apetecible para los evasores de todo el planeta.

Más allá de todos estos inconvenientes, la era de las criptomonedas es una posibilidad muy grande; pero antes de poder declarar que ha comenzado, es necesario minimizar los riesgos de su uso en la medida de lo posible.

De bitcoin y otras criptomonedas: Activos de doble filo

Fuentes:

El Financiero: El auge de las criptomonedas más allá del bitcoin.

Diario Vasco: Bitcoin, ¿el dinero de los “criminales”?

Clarin:Por qué el Bitcoin les ganó a todas las inversiones.

Criptonoticias: Bitcoin sobre $2.800, Ether alcanza $260 y capitalización de criptomonedas supera $100.000 millones.

Publimetro:Cinco puntos para conocer más del bitcoin.