El diseño perfecto

El diseño perfecto

El ser humano inhala oxigeno y exhala dióxido de carbono. El árbol inhala dióxido de carbono y exhala oxigeno. Lo que es desperdicio para el reino animal es alimento para el árbol. Lo que es desperdicio para el árbol es alimento para el reino animal. Vivimos y convivimos dentro de un diseño perfecto. Dentro de este diseño divino, el reino animal sostiene el reino vegetal y el reino vegetal sostiene el reino animal.

Con toda la humildad, debemos reconocer una verdad de la naturaleza: Efectivamente, la humanidad no puede vivir sin árboles. Sin embargo, los árboles pueden vivir sin la humanidad. No tenemos un amigo o un aliado más fiel, más servicial y más digno que un bosque. Es una industria que manufactura vida. Es un almacén de carbono para el planeta, regulando los gases en la atmósfera para suavizar el clima. Es una bomba de oxigeno, filtrando el aire que respiramos.

Es una esponja para captar el agua en la tierra.

Es una bodega de alimentos que la mayoría no conocemos o apreciamos. Los bosques nos dan aire, agua y alimentos. Y estamos matando los bosques con una ferocidad y velocidad espantosa. Se ha estimado que el mundo pierde hasta 150,000 kilómetros cuadrados de bosques cada año.  (World Wildlife Federation).

El bosque es un santuario sagrado del mundo vivo. Pero, la sociedad moderna ha sido una demoledora de bosques muy eficaz.

Son considerados como estorbos al desarrollo humano o como fuentes de lucro.

Dentro del mercado, el árbol muerto tiene valor monetario al ser trasformados en productos de madera. Cuando “limpiamos” la tierra eliminando bosques para construir nuestros hogares, muy a menudo destruimos hogares y hábitat de un sinfín de otras criaturas y especies que utilizan los bosques para amparo y alimentos.

Nosotros podemos seguir viviendo con menos capacidad pulmonar, hasta un cierto punto. Pero menos capacidad pulmonar significa menos vida. Con menos pulmones, toda actividad cuesta. Incluso el respirar aire se convierte en un gran esfuerzo. El cansancio, fatiga y desanimo sofocan la calidad de vida. En el mundo real, no podemos seguir creciendo, debilitando los pulmones de la tierra. Al seguir así, llegará un día cuando será fácil pensar en lo que hubiéramos hecho.

Pero será demasiado tarde hacerlo.

El diseño perfecto

La guerra librada en contra del sistema pulmonar de la Madre Tierra es una espada de doble filo. Estamos fumando más y respirando menos. Cuando la humanidad corta árboles, está quemando toneladas de combustibles fósiles para construir centros urbanos, grandes carreteras, rascacielos, carros de lujo, camiones pesados y aviones veloces. Para realizar la modernidad, la raza humana está depositando alrededor de 40 mil millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera cada año.

Ese gas atmosférico atrapa el calor en la tierra. La humanidad está liberando gases que atrapan una sobra de calor con una energía equivalente de 400,000 bombas atómicas diariamente. Haciendo la matemática, vemos que la humanidad está depositando la energía de casi 5 bombas atómicas por segundo en la atmosfera.

Las dos bombas atómicas utilizadas por la Fuerza Aérea estadounidense en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial dejó un saldo de 300,000 muertos; más que todo, personas quemadas. Mucho más morían después por canceres y otras enfermedades a raíz de los efectos de la radiación atómica.

En el mundo actual, las bombas modernas no explotan de un solo.

Crean un gran basurero carbonizado en el cielo que no se ve y tampoco se va. Más carbono atmosférico significa más calor en la tierra. Menos pulmones significan menos receptores de carbono en la tierra. Es una receta para un desastre total.  Con la gran ofensiva en contra de las áreas forestales, los pulmones debilitados no pueden absorber los grandes volúmenes de dióxido de carbono que la humanidad está forzando a la atmósfera. La situación se agrava con una cadena de circunstancias que vuelve fuera de control. Es como una avalancha que gana impulso y velocidad en camino. Llega a un cierto punto cuando la avalancha es imparable. La actividad humana es el detonante para un cambio climático explosivo y destructivo con una cascada de efectos, con cada efecto AUN PEOR que el previo.

El diseño perfecto

ES AUN PEOR cuando destruyen los bosques, porque los árboles muertos liberan el dióxido de carbono que tenían almacenado en el transcurso de sus vidas. En lugar de ser sumideros o receptores del dióxido de carbono, un bosque talado se convierte en una gran chimenea de carbono produciendo más calor en la tierra.

ES AUN PEOR  porque la pérdida de árboles significa que la tierra pierde su capacidad de mantener el agua en los suelos.

Sin raíces fuertes, profundas y permanentes, la tierra SE tiende a secar.

ES AUN PEOR porque el calor sobrante está evaporando grandes cantidades de agua de los ríos y suelos del mundo. Ríos terrestres y subterráneos están convirtiéndose en ríos atmosféricos.

ES AUN PEOR porque el vapor en la atmósfera está captando más calor en la tierra. El vapor es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono.

ES AUN PEOR porque una atmósfera más caliente aguanta el agua por más tiempo. Aguanta, aguanta y aguanta más hasta que no puede aguantar. Por eso, con la nueva normalidad del cambio climático, las sequías se extienden más y los huracanes tienden a ocurrir con más intensidad.

ES AUN PEOR porque con menos humedad de suelos y más calor, los bosques existentes tienden a encender con mucho más facilidad, liberando más dióxido de carbono a la atmosfera.

ES AUN PEOR porque con más calor en la tierra y menos humedad de suelos, toda la zona subtropical está sobrepasando el rango de tolerancia para granos básicos. En Centroamérica estamos en una trayectoria en la cual, el cultivo de maíz y frijoles será imposible dentro de varias décadas.

ES AUN PEOR porque la sequedad prolongada debilita a los árboles existentes.

Aun cuando hay agua disponible, los árboles pierden su capacidad de absorber el agua y crecer. Se mueren con mucho más facilidad, mucho antes de su tiempo.

ES AUN PEOR porque los árboles se debilitan mientras el mismo calor genera muchas plagas que disfrutan el calor adicional. Las mismas plagas atacan a los árboles y plantas con un apetito voraz, mientras los árboles debilitados son menos resistentes a esos ataques.

ES AUN PEOR porque el calor del planeta está destruyendo el sistema terrestre natural del aire acondicionado. El hielo acumulado sobre milenios en el glaciar de Groenlandia y el glaciar de la Antárctica del sur está en proceso de derretirse, vertiendo en el proceso grandes cantidades de agua en el mar. Los climatólogos señalan que estamos en una trayectoria de un aumento en el nivel del mar de varios metros antes del final del siglo que efectivamente puede destruir todas las ciudades costeras del mundo.

ES AUN PEOR  porque la pérdida de una cobertura blanca, la cual tienen los glaciares, significa que el mar azul o la oscuridad de la tierra absorben mucho más calor. Una cobertura blanca rechaza el calor.

ES AUN PEOR  porque el aumento del calor del mar está causando lo que se llama “expansión termal”.

El nivel del mar está subiendo en parte por el calor mismo que hace expandir el agua.

ES AUN PEOR  porque el área sub-árctica, llamada el Permafrost, es hogar de la mayor cantidad de carbono que existe en la atmósfera. Ese carbono queda en gran parte en forma de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Ahora está congelado. Si se descongela después de miles de años, su liberación puede causar un cataclismo climático jamás conocido en el planeta.

ES AUN PEOR  porque seguimos como si la vida real fuera un Cuento de Hadas donde un príncipe nos va a resolver todo. O seguimos con la ilusión en la cual no existe el cambio climático o que todo está en manos de Dios.

ES AUN MUCHO PEOR  porque a pesar de que hay centenares de millones de personas en el planeta exigiendo una política universal de sanidad climática, Exxon-Mobil, el petrolero más grande del planeta y la compañía más rica y más poderosa en la historia de dinero, ha declarado que va a gastar más de $5 millones por hora hasta el año 2020 buscando más fuentes de petróleo en el mundo.

Y SI ESO NO FUERA SUFICIENTE, ocurre lo siguiente:

El ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Los Estados Unidos, Lawrence Wilkerson, indicó que cuando el cambio climático esté fuera de control y no haya agua o alimentos suficientes en los países al sur de “la frontera”, la solución del problema del cambio climático, se limitará a muros y a ametralladoras.

Y para colmo, si no tomamos medidas muy pronto para eliminar las emisiones y reponer el sistema pulmonar, este juego que se llama “vida” se va a acabar.

Es posible que ya pasemos la raya. Es posible que los únicos que vayan a morir de la vejez sean aquellos que ya están muriendo de la vejez. Pero no hay pruebas. Debemos asumir que todavía existe una ventana de oportunidad para cambiar la ruta. Pero será una ventanilla muy estrecha. Urge el cambio ya.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Dentro del planeta, los países norteños son los grandes emisores. Ellos necesitan cesar la quema de tantos combustibles fósiles. Los países considerados sureños (Es decir, al sur de las fronteras estadounidenses, rusas y europeas) más que todo necesitan reponer el sistema respiratorio, recreando su cobertura forestal original. En este mundo de desigualdad, esencialmente nos toca a nosotros limpiar el desastre atmosférico que aquellos crearon. Necesitamos bajar el carbono que ellos han emitido (y siguen emitiendo). Ese carbono norteño ha golpeado el mundo sureño con mucha más fuerza.

Hasta ahora, las iniciativas mundiales para reforestar tienden a ser mucho más raquíticas y anémicas que los grandes esfuerzos para desforestar. Pero aun con programas amplios de reforestación, un arbolito lleva décadas hasta que empieza a absorber el dióxido de carbono con dinamismo.

El comportamiento del bambú es distinto. El crecimiento del bambú es veloz al principio. Antes de llegar a su altura y grosor, el bambú absorbe cantidades enormes del dióxido de carbono.  Después de llegar a su madurez en cuatro, cinco o seis años, el culmo de bambú capta muy poco dióxido de carbono. Si cortamos el culmo al punto de llegar a su madurez, el proceso de absorber el dióxido de carbono atmosférico repite el mismo dinamismo anterior. Con una amplia siembra y un manejo estratégico, no deja que el bambú sobre madure.

 Podemos captar grandes cantidades del dióxido de carbono en corto plazo.

El diseño perfecto

Necesitamos crear e incentivar una cultura de renovación y preservación,  y no de destrucción. El mercado global genera una demanda para materiales y bienes sin importar en qué forma los produce o cuáles son las consecuencias de su producción. Lo importante es la magnitud de ganancia. Como país soberano, El Salvador debe configurar su propio mercado, privilegiando a su pueblo, tomando en cuenta su ambiente y defendiendo su ecosistema.

En las Filipinas, el gobierno tiene una ley. El mobiliario del sistema educativo necesita consistir mínimamente 25% del bambú. Aquí podemos inspirar a los políticos a que adopten una ley que exija criterios claros para equipar sus unidades. Todas las instancias gubernamentales, escuelas, oficinas etc. deben (en la medida posible) tener mobiliario hecho de una forma ambientalmente amigable, con materiales cultivados localmente,  captando más dióxido de carbono que emite y que sea hecho por una mano de obra salvadoreña no explotada. ¿Por qué no? Se puede imaginar que todas las ONGs, instituciones, alcaldías y negocios adoptando la misma política. La demanda y el incentivo para recuperar el país pueden combinar muy bien para fomentar un eco-economía local y popular.

Muchas veces hacemos lo que hacemos porque estamos acostumbrados a hacerlo.

El cambio de cultura, hábitos y costumbres lleva su tiempo. Sin embargo vamos en contra del reloj. Un país sin agua ya no es un país en peligro. Es un país envuelto en un infierno fatal. El peligro existe ahora. El peligro debe motivarnos a hacer los cambios adecuados para devolver el mundo al diseño perfecto.

El diseño perfecto

Agradecimientos a: Miguelito Hoffman.