No elegimos nuestros deseos, somos seres manipulables

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Por: Mario Mejía, escritor

En varias áreas de nuestra vida tenemos que hacer cosas que no nos gustan, que nos desagradan, como levantarnos temprano a las cinco de la mañana, aguantar a un cliente prepotente o tener que viajar en buses muy llenos. Hacemos cosas que nos provocan malestar o aburrimiento pero que ni modo, tenemos que hacer, y esto hace que no nos sintamos libres. Pero cuando hacemos cosas que nos gustan, como ir a un viaje de montaña, un paseo a la playa, tomar cerveza o comer en un restaurante, nos sentimos libres.

Pero la verdad es que por muy libres que nos sintamos haciendo algo o eligiendo hacer algo, no somos libres. El sentirse libre no es más que una ilusión, una falsedad con sabor a verdadero. Creer que nuestra voluntad es algo incondicionado es algo erróneo.

Las emociones, sentimientos y pensamientos que tenemos no son algo espiritual, sino procesos bioquimicos en nuestro cuerpo, como la actividad de millones de neuronas que reconocen y calculan los fenómenos que acontecen en nuestro mundo circundante. Cuando sentimos miedo ante un carro que casi nos atropella, cuando nos sentimos nerviosos ante una persona que nos gusta o cuando empezamos a pensar mal de alguien porque no hace bien su trabajo, son los procesos bioquimicos de nuestros cuerpos calculando.

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Los seres humanos no hacemos elecciones con base en una voluntad libre, sino que predisposiciones innatas de nuestro cuerpo mezcladas con influencias del entorno social y natural configuran y moldean nuestros deseos o preferencias. Uno no elige querer vivir, ni querer comer, ni querer tener vínculos emocionales y sexuales, nuestro cuerpo ya está configurado para desear esto, y sobre la base de estas predisposiciones

surgen construcciones culturales. Yo no elijo desear comer Pollo Campero, sino por causa de la necesidad innata de comer y la influencia de la propaganda de este restaurante y el recuerdo de las placenteras experiencias de comer dicho pollo.

Cuando tenemos deseos que demandan acciones que rompen una norma moral o legal, suceden lamentables sufrimientos. Como la persona que desea vengarse de otra que la humillado, pero no lo hace porque lo que quiere hacerle es ilegal, o las personas que sufren por amor, que sufren por alguien que no les corresponde o porque es un amor inmoral, es decir que, las personas sufren por deseos que no han elegido tener.

Las personas no eligen desear usar las redes sociales, lo desean por la predisposición innata a desear entretenerse y ganar status, todo esto mezclado con la influencia de la propaganda a favor del uso de internet

No hay duda que no elegimos nuestros deseos, la voluntad es manipulada por    nuestra configuración genética y bioquímica y las influencias sociales y naturales. Somos seres manipulados, no hay voluntad sin manipulación, y la mejor estrategia de manipulación de la naturaleza sobre nosotros, es la ilusión de libre voluntad, un manjar falso que se siente verdadero.