Facebook reconoce intervención rusa en el contexto del Brexit

Facebook reconoce intervención rusa en el contexto del Brexit

Facebook y otras redes sociales, hoy en día, son actores importantes del contexto político en el mundo digital. Su gran alcance y la relativamente instantánea difusión de los contenidos que en ellas se publican las convierten en una plataforma muy apetecible para todo tipo de ideas y causas importantes. Aún así, a través de ello se da pie a un debate sobre aquello que es aceptable o no en un medio que está prácticamente al alcance de cualquier persona, y que en algunos casos incluso puede llegar a vulnerar la institucionalidad de un país y su soberanía nacional.

Durante el último año y medio, el uso de Facebook ha estado bajo sospecha en razón de algunos resultados electorales de incidencia planetaria, tales como el referéndum acerca del Brexit o las elecciones estadounidenses en noviembre del año pasado. En términos concretos, es un secreto a voces que mediante cuentas falsas y algunas páginas creadas para tal propósito, ciertas potencias extranjeras y algunos movimientos políticos intentan influenciar la opinión pública de manera que convenga a sus intereses.

Esto había sido mera especulación hasta hace pocos días. Sin embargo, ha ocurrido lo siguiente:

Facebook admitió que Rusia intentó influir en los resultados del referéndum británico.

A finales del pasado mes de octubre, la Comisión Digital, Cultural, Mediática y Deportiva de la Cámara de los Comunes solicitó a la empresa de Mark Zuckerberg que se investigara el posible uso de la red social con el objetivo de cargar los dados a favor del abandono de la Unión Europea por parte del Reino Unido.

En este sentido, se sospecha en particular de un posible interés del gobierno ruso de manipular indirectamente los resultados a través de diversas publicaciones en páginas y perfiles con objeto de incidir en la intención de voto en el referéndum.

Facebook reconoce intervención rusa en el contexto del Brexit

Pasados unos días, la empresa hizo públicos los resultados de sus investigaciones; los cuales de acuerdo al contexto previo eran predecibles. Aunque minimizando el impacto de la injerencia rusa, personeros de Facebook confirmaron que si hubo actividad en diversas páginas y perfiles de origen ruso con claras intenciones de afectar el resultado de la votación. “Hasta la fecha, no hemos observado que el clúster conocido y coordinado en Rusia se involucrara en una coordinación significativa de adquisiciones o desinformación política dirigida al voto del Brexit”, difundió la empresa en un comunicado al respecto.

Sin embargo, se sospecha lo siguiente:

Que alrededor de 126 millones de personas vieron las publicaciones rusas en la previa del referéndum.

Esta es una cifra lo bastante grande como para alterar el resultado e inducir un posible escenario favorable a los intereses de Rusia. Esto es sobre todo si tenemos en cuenta que equivale a 3.75 veces el total de votos válidos en la referida consulta popular (Alrededor de 33 y medio millones de sufragios).

Ante la confirmación del intervencionismo de Moscú en la opinión pública del Reino Unido, la respuesta del gobierno británico no se ha hecho esperar. Ésta ha sido clara y contundente: “Así que tengo un mensaje muy simple para Rusia: Sabemos lo que está haciendo y no tendrá éxito, porque subestima la resistencia de nuestras democracias, la atracción perdurable de las sociedades libres y abiertas, y el compromiso de las naciones occidentales con las alianzas que nos unen.” Declaró al respecto Theresa May, primera ministra de Gran Bretaña.

Casos como este y el de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos ponen de manifiesto el poder y alcance del social media en los tiempos actuales. Sin embargo, resaltan la necesidad de definir normativas al respecto en un ámbito en el que pese a su solidez, todavía quedan muchas áreas grises que dan permisibilidad a acciones sumamente cuestionables y cuyas consecuencias pueden ser indeterminadas.

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