Como es tradición cada año desde 1995, el E3 es el evento más esperado por los gamers de todo el planeta. En esta exposición que se lleva a cabo en el Los Angeles Convention Center entre los meses de junio y julio cada año, se muestran las principales novedades de la industria del videojuego para los meses venideros. Es tanta la expectación que despierta por parte de los fans que es habitual esperar que los desarrolladores más reconocidos suelten toda la carne al asador durante este evento.
En la última década y media, el E3 de cada año se había caracterizado por presentaciones magnánimas y anuncios rimbombantes por parte de cada uno de los mayores expositores. Aunque cada año este evento se sigue con expectación, siempre se esperan outcomes de este tipo, es claro que los tiempos han cambiado, ya que si bien es cierto que la edición 2017 ha mostrado lanzamientos de peso tanto por parte de Nintendo, Sony y Microsoft, esta última fue la única en presentar sus novedades a todo bombo y platillo.
En este sentido, Nintendo y Sony pusieron la nota de equilibrio mediante conferencias más sencillas.
Por esta razón la edición de este año fue un evento marcado por el contraste, pues a pesar de que el E3 conserva la relevancia de siempre, el evento camina en una dirección alejada de la parafernalia y la extravaganza. Se enfoca más en brindarnos la información que nos interesa con el agregado de pequeñas muestras jugables de lo que vendrá en el próximo año y medio. En la etapa más reciente de la historia de este evento, cada edición era casi un duelo entre los principales desarrolladores de la industria a cual más exagerado y ruidoso, cosa que parece estar llegando a su fin desde este año, con la sola excepción de los creadores de la XBox, quiénes dicho sea de paso, tuvieron la presentación más extensa.
Microsoft tuvo su conferencia el pasado domingo y estuvo centrada en el futuro de su plataforma de videojuegos actual, la XBox One. En el marco de esta presentación fue resuelta una de las mayores incógnitas de las semanas previas, pues es bien sabido que una nueva consola sería mostrada aquí y tenía el nombre clave de XBox Scorpio. Está de más decir que este fue el punto fuerte de la presentación.
XBox Scorpio no es otra cosa que una versión más potente de la actual plataforma, que desde el domingo es conocida como XBox One X. Esta máquina fue presentada como la consola más potente jamás creada, ya que va un paso más allá de lo conocido hasta el día de hoy. Soporta gráficos en 4K de ultra alta definición, a la mítica velocidad de 60 cuadros por segundo. De nueva cuenta, Microsoft ha apelado a la potencia para atraer la atención de los gamers. Sin embargo el as bajo la manga de esta empresa resultó ser otro:
XBox One X será retrocompatible con XBox 360 y la original XBox.
Durante mucho tiempo, se había especulado esta posibilidad, más no sus alcances y siendo de tan amplio espectro, surgen inmediatamente las dudas de cómo funcionará. Básicamente nuestros discos de plataformas anteriores actúan como una llave de acceso a una copia del mismo juego en la nube.
Aunque técnicamente es algo viable, irremediablemente dependeremos de Internet para jugar nuestros clásicos.
Valga decir que como complemento, esta modalidad posibilita el multiplayer entre todas las consolas de XBox sin importar su versión, un gran punto a favor sin duda. Asimismo se dio a conocer que XBox One X tendrá un precio de lanzamiento de US$500.00 y estará disponible desde el 7 de noviembre próximo.
Sony, por su parte, tenía agendada su presentación para el día siguiente por la noche, y del mismo modo que en ocasiones anteriores se esperaban anuncios estremecedores e impactantes. Sin embargo, los de PlayStation decidieron ir al grano y optar hasta cierto punto por algo de minimalismo. Su conferencia se trató principalmente de una seguidilla de trailers de futuros lanzamientos para el PlayStation 4 Pro y PlayStation VR, la mayoría de ellos para este año.
No obstante, en la simpleza de la conferencia de Sony fue notorio el apoyo que se goza de las third parties debido a la calidad de sus lanzamientos. Algunos de los más llamativos fueron principalmente de franquicias con larga tradición en la plataforma de Sony, tales como el clásico de PlayStation 2 Shadow of the Colossus, Call of Duty WWII, Monster of the Deep: Final Fantasy XV, Destiny 2 y una nueva versión de God of War.
Aunque todos estos son lanzamientos de peso, hubieron otros 2 títulos que destacaron por sobre todos los demás.
El primero corresponde a la cuarta entrega de uno de los crossovers de peleas más famosos que existen: Marvel VS Capcom: Infinite. Este juego fue presentado con un muy cautivador tráiler con el que de entrada podemos esperar algo muy distinto. Por primera vez, desde 1998 trascenderá el ámbito de las peleas multijugador y podremos disfrutar de una de las tramas más elaboradas de la franquicia en un modo de historia totalmente renovado.
El segundo título fue presentado como el plato fuerte y marca la evolución de una de las franquicias más populares de Marvel: Spider-Man. Insomniac Games se encuentra desarrollando un título del arácnido más famoso de la gran manzana para PlayStation 4 Pro. Para darlo a conocer, fue presentado un tráiler en el que puede apreciarse al alter ego de Peter Parker luchando contra secuaces de Kingpin en una stage bastante bien elaborada y posiblemente la mejor adaptación de este personaje de comic al videojuego.
Dicho sea de paso, este juego promete ser un nuevo comienzo para el olvidado género del Beat’em Up.
Con estas presentaciones, tanto Sony como Microsoft continúan resaltando el potencial técnico de sus productos y que además los mismos estarán acompañados de juegos de renombradas franquicias que complementan de gran manera el hardware presentado esta ocasión. Podemos anticipar un fin de año muy interesante para el público de ambas.
