¿Existe algún otro planeta en el universo capaz de albergar vida? Esta ha sido una pregunta recurrente a lo largo de toda la historia de la humanidad, que a su vez cobra validez para los millennials. Para esta generación esta posibilidad se ha convertido en un asunto de gran importancia ante la crisis ambiental que experimentamos actualmente. Por eso, los últimos avances de la astrofísica están enfocados en buena medida a este tipo de posibles descubrimientos.
Uno de los esfuerzos más notables ha sido la construcción del High Accuracy Radial velocity Planet Searcher (HARPS) en territorio chileno por parte del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés). Éste es un dispositivo cuya tecnología de punta e instrumentos han sido desarrollados específicamente para la búsqueda de objetos celestes, aunque sin la posibilidad de la observación directa, pero mediante cálculos de alta precisión. Y a través de los mismos se ha llevado a cabo un importante descubrimiento en los últimos días.
Ross 128 b es un planeta de condiciones similares a las terrestres.
Este es un cuerpo celeste que se encuentra en órbita alrededor de Ross 128, una estrella enana roja de la constelación de Virgo que se encuentra a unos 11 años luz de la Tierra. El referido planeta tiene una masa 35% más grande que la esfera terrestre y período de traslación 36.5 veces menor (Es decir, un año en Ross 128 b dura cerca de 10 días). Esto es porque se encuentra a una distancia mucho menor de la estrella -tomando como parámetro el trecho que hay entre la Tierra y el Sol-, por lo que la órbita a cubrir es mucho más corta y rápida.
Si tales condiciones se dieran con el mismo objeto, pero en nuestro sistema solar, Ross 128 b sería sin duda inhabitable. Sin embargo, éstas se compensan con el tipo de estrella que orbita y la distancia que separa a ambos astros. Ross 128 es una estrella enana roja, por lo que las radiaciones que emite son mucho más débiles y a menor temperatura que el sol. Por ello, se estima que la temperatura media en el planeta descubierto oscila entre -60 y 20°C, dando pie así a un clima templado.
Pese a todo, no es esta la única opción viable.
Años antes del descubrimiento de Ross 128 b, ya se tenían noticias de otro objeto de similares características, pero a una distancia notablemente menor. Proxima b se encuentra en órbita alrededor de Proxima Centauri, a 4.2 años luz de la Tierra.
Se ha determinado que la temperatura en el objeto en cuestión es óptima para la posibilidad de encontrar agua en estado líquido en su superficie. No obstante esto, se conoce que Proxima Centauri presenta una actividad energética bastante inestable cuyas explosiones y emisiones de radiación inviabilizan Proxima b como posible planeta habitable, aunque muchos estudiosos del tema siguen sin descartarlo totalmente.
Aún es pronto para decir con certeza que tan viable es encontrar vida y las condiciones adecuadas para la misma en la superficie de Ross 128 b. Sin embargo, la información deducida a partir de los análisis y cálculos del HARPS permite hacer un primer asomo. Aun así, se espera que en un futuro puedan determinarse a ciencia cierta otros factores que permitan llegar a una conclusión, como es la magnitud de la gravedad en la superficie, existencia de agua líquida o de algunos gases vitales, tales como el oxígeno y el nitrógeno en la atmósfera del planeta recién descubierto.
