Hace un año el país africano de Kenia prohibió la venta y fabricación de bolsas plásticas. En el año 2015, un estudiante y fotógrafo lanzó una campaña en redes sociales con el hashtag: #ISupportBanPlasticKE con el objetivo de poner fin a las bolsas de plástico en su país.
Desde entonces, James Wakibia se convirtió en un activista ambiental, ya que su campaña atrajo la atención de diversos sectores, incluido el gobierno de Kenia. De acuerdo a la cadena DW, las penas más altas ante esta prohibición son 32,000 euros o hasta cuatro años de cárcel.
Pero no todo son buenas noticias, la implementación de esta ley ha sido complicada para fabricantes y comercios, según Samuel Matonda, de la Asociación de Fabricantes Keniatas, la economía ha sido afectada:
«La situación económica del país se ha visto sacudida por esta medida. En algunas zonas, los comercios se encuentran en la cuerda floja», explicó en una entrevista para el periódico Eldiario.es.
Según esta asociación, la prohibición ha afectado al 80% de las empresas que la integran y unas 100.000 personas han perdido el trabajo.
Sin embargo, la medida ha hecho más conscientes a los productores, al respecto el ministro de Medio Ambiente de Kenia, indicó: «Las empresas ahora vienen a nosotros y nos proponen alternativas».
Para James Wakibia el iniciador de esta iniciativa, es necesario que la prohibición se amplíe a otros productos que hasta ahora no se han visto afectados por las nuevas normas, al respecto indicó a una entrevista con la DW:
«Hay muchas excepciones, especialmente cuando se trata del embalaje”, como por ejemplo del pan. «Mi petición trata de prohibir todo el plástico de un solo uso, como las pajitas de plástico”, explica Wakibia.
