Contradicción diplomática por reconocimiento de Jerusalén

Contradicción diplomática por reconocimiento de Jerusalén

Jerusalén, conocida históricamente como la capital del Estado de Israel, ha sido siempre un tema de los más polémicos en un contexto que ya de por sí es muy complejo.  Esto es debido a que se trata de las relaciones entre 2 Estados y etnias que han estado en conflicto desde mucho antes que las Naciones Unidas proclamaran el Estado Judío en 1948. Si bien en los tiempos que corren se ha recurrido al diálogo y a la búsqueda de una solución política al asunto, en el estricto sentido la situación actual no ha sido más que la modernización de una confrontación milenaria que en casi todos sus episodios parece irresoluble.

Ante lo complejo del asunto, la comunidad internacional había decidido casi de forma unánime mantener cierta cautela acerca del tema de Jerusalén. Una ciudad que además de guardar mucha historia entre sus muros, en razón de su importancia tanto para Israel como para el pueblo palestino, se halla dividida en 2. La parte occidental es la que conocemos como capital del Estado Judío y la parte este corresponde a Cisjordania. Esta es región cuya soberanía continúa incierta a 50 años de la Guerra de los 6 Días y la Autoridad Nacional de Palestina la reivindica como territorio.

Esto implica mantener alguna reserva acerca del rol de Jerusalén.

Tal contexto asumido casi de común acuerdo por la comunidad internacional mantenía tranquilas las aguas entre israelíes y palestinos hasta hace unos días. Pues una polémica decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, ha vuelto a poner a Jerusalén como el botín máximo de uno de los conflictos más antiguos del planeta.

Contradicción diplomática por reconocimiento de Jerusalén

El mandatario, cuya presidencia está próxima a cumplir un año, se ha caracterizado a lo largo de su período por tomar decisiones que –según él- ponen a “Estados Unidos primero”. Ha colocado nuevamente este argumento como principal razón para el reconocimiento de Jerusalén. Dado que al menos una tercera parte del electorado en la superpotencia profesa la religión cristiana evangélica, garantizar y reconocer la existencia de Israel y asimismo, favorecer su crecimiento y extensión, es visto como una manifestación de la segunda venida de Jesucristo.

Por ende, cualquier política orientada a esto último garantiza el voto de este grupo religioso.

Sin embargo, y aunque en el marco de la decisión tomada, Trump hizo reiteradas alusiones al compromiso estadounidense para con el proceso de paz árabe-israelí, en la práctica más que “el reconocimiento de la realidad” representa una significativa contradicción de cara a la resolución del conflicto. A priori, la decisión significa hasta cierto punto el abandono de cualquier posición imparcial al respecto.

Contradicción diplomática por reconocimiento de Jerusalén

Como era de esperarse, el mundo árabe ha manifestado enérgico rechazo a la decisión del presidente Trump y se considera que a mediano plazo se podría comprometer seriamente cualquier esfuerzo de pacificación. Y al mismo tiempo ha puesto a oriente medio como posible escenario de un despliegue atómico por parte de Irán.

El tema Jerusalén es visto como un argumento de peso.

Este puede usar la república islámica para acrecentar su influencia y la hostilidad contra los Estados Unidos en la región.

Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, resulta evidente que la situación derivada representa un retroceso en muchos sentidos para un tema de interés mundial en el que ha sido muy difícil lograr avance y entendimiento alguno. Cualquier esfuerzo de posible resolución en el marco del mandato de Donald Trump es muy poco probable.