Siempre se ha debatido si el mercadeo es una ciencia, un arte o sólo un rubro empresarial. La realidad es que para que una marca funciona, en el Marketing se necesita no sólo de creatividad artística, de habilidades mentales y comunicacionales o de un conocimiento amplio sobre las tendencias de mercado. Se necesita, sobre todo, de empatía humana y de originalidad.
Hay un fenómeno conocido en este mundo como la miopía del marketing. Definida por el economista alemán Theodore Levitt, la miopía del marketing es el fracaso en la administración de un negocio para reconocer el alcance que este tiene. Y esta falla ocurre en el siguiente caso:
Cuando la estrategia se centra en el producto/servicio.
El problema es que al estar el centro de atención en estos elementos, se descuida el cliente. Hay que recordar que sin clientes, ningún negocio prospera. Lo contrario de esta miopía sería priorizar los beneficios que puede obtener el público al consumir el producto o servicio.
Es por eso que se mencionó la empatía. ¿Cómo una persona va a comunicar el valor agregado de una marca de forma afectiva si no comprende las necesidades y preferencias del cliente? ¿Cómo va a destacar un producto o servicio si la empresa no está interesada en las mareas altas y bajas del mercado en el que se desenvuelven?
Se necesita una visión de grandeza.
“Los ejecutivos deben verse a sí mismos no como generadores de productos, sino como proveedores de satisfacciones de valor creadoras de clientes” detalla Theodore Levitt en su publicación.
