¿Juventudes perdidas?

Tomada de: 9gag.com
Escrito por: Cottler Arévalo  

Tambores de guerra y trompetas resonaban a su paso, jóvenes sanos valerosos y obedientes a su ideal, plasmando su realidad bajo un símbolo, repudiado por muchos, y añorado por otros en la actualidad: la esvástica.

Para los jóvenes arios, así los hacían llamar, la camaradería, el ejercicio y la naturaleza eran el diario vivir, bajo un fuerte sentido de pertenencia identitaria y nacional. A estos muchachos se les presentaba un futuro sin clases sociales y de mejor porvenir, en el que ellos serían los actores fundamentales. Un futuro para el cual estaban siendo preparados, a través de la construcción de las “Juventudes Hitlerianas” las cuales abrazaron y adoctrinaron a más de ocho millones de jóvenes para 1941, bajo el régimen político militar Nacional Socialista Alemán de 1932 a 1945, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.

Imagen relacionada

Tomada de: Hitler Youth (2000)

Estas Juventudes Hitlerianas tenían como objetivo, formar a futuros ciudadanos y soldados altamente calificados, a los cuales se les enseñaba la importancia del trabajo. Dentro de los campamentos eran los propios jóvenes los responsables de todas las labores de subsistencia y se les formaba en valores familiares, respeto por la naturaleza, y la importancia de mantener un cuerpo sano, a través del impulso de los deportes (el atletismo y el boxeo). Nunca se dejaba atrás el fuerte sentimiento Nacional representado con la doctrina militar, por medio del uso de las armas y las estrategias de guerra, muchos se volvieron soldados mortíferos durante la Segunda Guerra Mundial, ¿Horrible cierto?

Es verdad, las juventudes hitlerianas eran un vehículo ideológico del Estado (tal como lo explica Althusser en su libro “Ideología y aparatos ideológicos del estado”), fue una herramienta que los Nacional Socialistas utilizaron para educar a sus ciudadanos y mantener un orden social de la supremacía racial blanca, pues para ellos, las juventudes eran de vital importancia en el desarrollo y expansión de su imperio de mil años.

Pero preguntémonos, ¿por qué jóvenes altamente adoctrinados?

Para que tengamos una idea más clara, las Juventudes Hitlerianas pueden asemejarse a los Boy Scout Norteamericanos, fundados en 1910, los cuales son un grupo de adoctrinamiento y de desarrollo juvenil, con la diferencia que aquellas eran un campamento internado en donde el respeto mutuo, la lealtad a su Führer y el bienestar de Alemania, eran sus principales motivaciones.

Hitler hace mención a lo anterior en su discurso a las Juventudes en Núremberg 1933: “las juventudes deben ser amantes de la paz, pero, a la vez, tienen que ser una juventud valiente, la que tienen que aprender a sacrificarse bajo la dedicación, el entreno y la obediencia”.

Y aunque esta faceta histórica tachada, puede resultar ser atroz o cierta, queda a criterio personal aceptarla o no, pero contrasta directamente con la realidad de la juventud salvadoreña. Desde luego que no cabe, en ningún caso, hacer una comparativa directa, pues los contextos de las realidades espaciales son totalmente propios, pero sí se puede generar una reflexión crítica de la misma.

En El Salvador la juventud, caso contrario al Nacional Socialismo Alemán, se encuentra ideologizada por el fútbol de pantalla, por dos letras o dos números por los cuales matan cuidando su pequeña patria de tres pasajes y cuarenta casas, sin tener algún tipo de entrenamiento, adoctrinados por el consumo y el vicio de una modernidad globalizada, agonizante bajo su mayor dios el dinero y su biblia la televisión.

Resultado de imagen para delincuentes salvadoreños
Tomada de: Solo Noticias

¿Pero entonces somos más temidos que los nazis? Ni nos comparemos ellos iniciaron la Segunda Guerra Mundial. Nosotros solo tiramos basura en las calles, tapamos nuestros oídos con reggaetón para no escuchar el clamor de hambre de nuestro pueblo, nos alucinamos con ir a un bar un viernecito loco, por tener los mejores Nike, por comprar el carrito usado para correr como Toreto en plena hora pico. Pero, ¿qué construimos? ¿qué juventudes formamos en nuestro sistema educacional deplorable, que no reproduce cultura ni educación, sino violencia? Al fin y al cabo, nuestros infantes son los reyes del hogar, ¿qué más podemos pedir? hogar prematuro, hogar hacinado, hogar desintegrado, hogar decadente, donde vivimos jóvenes desempleados, jóvenes sin oportunidades, jóvenes sin futuro, jóvenes sin rumbo, ¿es nuestra culpa?

Según la Ley general de Juventud de El Salvador, (artículo primero), se estipula que el Estado es responsable de implementar políticas públicas, programas y planes dirigidos al desarrollo integral de la juventud y su vinculación con la participación activa en todos los ámbitos de la vida nacional. Pero en verdad, ¿dónde queda ese apoyo gubernamental? La praxis política se orienta a la partidocracia populista, donde el rico le roba al pobre y el pobre quiere ser como el rico, sin importar que todos vivimos en el mismo espacio reducido de 21,000 km2. No nos preocupemos, al final tenemos al Divino Salvador del Mundo observando desde el centro de la capital nuestro goce individual.

Con esta opinión no quiero y no pretendo generalizar ni estigmatizar a la juventud salvadoreña, pero sí generar un punto reflexivo para orientar nuestro espíritu rebelde juvenil al pensamiento crítico, comprometiéndonos como juventud, a forjar, a través de nuestros actos, un nuevo rumbo para la construcción de un El Salvador que tanto añoramos, y en el cual, la juventud sea una pieza clave.