Por: Mario Mejía, escritor.
Durante milenios y milenios infinidad de sociedades vieron la guerra como algo natural y necesario, la paz era vista sólo como pequeños recesos entre las guerras, no era vista como algo natural y deseable. La historia está llena de guerras atroces, donde la crueldad humana ha hecho gala de su capacidad de producir muerte y sufrimiento.
Las obras literarias de la antigüedad nos muestran el ambiente guerrero y cruel que reinaba en esos tiempos. La biblia cristiana, en su antiguo testamento, nos muestra las crueldades, que, personajes como el rey de vida y el rey Saúl, infringían a otros pueblos. Los cuerpos gravemente heridos de jóvenes heridos por espadas y lanzas en La Ilíada.
Los humanos tendemos al tribalismo moral y político, lo que nos lleva a no ver como iguales moralmente a aquellos humanos con los que guardamos diferencias culturales, morales y hasta raciales.
Ya hay antecedentes de filosofías u otras corrientes que reconocían de algún modo la existencia de una naturaleza humana universal. Un ejemplo de ello es la filosofía escolástica medieval y la idea de Derecho Natural en la Roma Antigua.
Si no se reconoce que hay una humanidad común entre todos los seres humanos, no puede haber reconocimiento de derechos a aquellos humanos con los que se guardan abismales diferencias culturales. Es por eso que el negar la existencia de rasgos humanos universales, lleva el peligro de potenciar grupos humanos con sistemas morales antagónicos, que desembocaría en toda clase de crueldades.
La filosofía de Ilustración trajo la noción y reconocimiento moderno de naturaleza humana universal y un mayor énfasis en el bienestar humano y el tomar sus sentimientos origen y sentido de la existencia. Estas ideas fueron dando origen a la idea de que muchos males no tienen por qué ser parte de la vida o parte natural del universo, una de esos males es la guerra. La guerra comienza a verse como algo no natural y atroz, la paz empieza a ser vista como lo natural y lo deseable.
Esta convicción lleva formular ideas de cómo erradicar las guerras, o al menos limitarlas lo más posible, poniendo por encima los derechos naturales del individuo por sobre los intereses que dan origen a las guerras. De esta manera nace el Derecho Internacional Humanitario, El Derecho Internacional Humanitario es hijo de la Ilustración, es parte de la gran Revolución Humanitaria de los últimos siglos en el mundo occidental.