Por: Patricia Hernández Lovos, Comunicadora
Hoy día se habla mucho de feminismo, quizá no todas estén preparadas para asumir al cien por cien sus preceptos, pero por algo se puede comenzar y es con la ‘sororidad’, que más allá de ideologías, se trata de un saber práctico.
El máximo diccionario de la lengua española define el término sororidad como: “Agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”. Se trata de una relación de hermandad y solidaridad entre mujeres para resolver juntas cuestiones sociales de género. La sororidad es una forma de vida con respecto a las demás mujeres que elimina la supuesta rivalidad entre ellas, convirtiéndose en amigas sin criticarse ni juzgarse las unas a las otras.
Este día te traigo algunos tips personales de sororidad que me han servido mucho en la vida cotidiana.
1. No le digas puta a otra mujer
Referirse a otra mujer como “puta”, “peperecha”, “perra” o “zorra” es simplemente juzgarla por su sexualidad, y sin argumentos. Si la práctica de su vida sexual no te afecta, no tienes porqué ofenderla desde este ámbito de la vida humana.
2. Las mujeres somos compañeras no rivales
Muchas mujeres creen que las otras están siempre al acecho, que están ahí para quitarles lo que les pertenece, o que simplemente, deben ser mejor que las demás. ¡Error! Cada mujer tiene sus particularidades la hacen única. Si sientes que aún no has alcanzado el nivel que otras tienen, pues trabaja individualmente por lograrlo, debemos estar en constante crecimiento.
3. Si hace las cosas mejor que tú, apóyala
Muchas chicas bloquean las ideas de otras solo porque “quieren ser mejores que el resto” o sobresalir con sus ideas, lo cierto es que debemos mantenernos objetivas, si sus ideas benefician al grupo o la sociedad, bienvenidas sean. No importa lo guapa, perfecta o mandona que la otra sea.
4. Si un hombre o mujer te maltrata, yo te apoyo
Suele pasar que muchas mujeres, sobre todo en las generaciones pasadas, apoyan a los hombres en caso de maltrato, culpando a las mujeres de no asumir bien su rol de esposas o madres. Si bien es cierto debemos observar cada caso con imparcialidad, ya que, tanto hombres como mujeres pueden crear un conflicto, el hecho de ser hermanas debe primar en nuestra decisión de solidaridad ante el maltrato.
5. No nos destruyamos, construyámonos
Muchas mujeres se critican cruelmente, de manera individual o colectiva, por los defectos de las otras, sin observar los defectos personales o construirse de manera conjunta. Pregunta a la otra qué hace para ser como es o en qué puedes ayudarla a mejorar, esa es la clave del crecimiento como ser humano, más allá que como mujer.
Ya sabes, las mujeres sí podemos estar unidas y vernos como iguales, siendo solidarias y objetivas entre nosotras con la finalidad de contribuir a transformar una sociedad machista que tanto daño nos hace a todos.
