Muchos de nuestros padres o abuelos solo tuvieron la oportunidad de aprender un oficio, unos se convirtieron en albañiles, carpinteros o mecánicos, pero otros optaron por el arte.
Este es el caso de don Jorge Alberto Ventura quien eligió la fotografía como su profesión de toda la vida. La luz, el color y una cámara de rollo se convirtieron en sus amigos más cercanos, con ellos capturó miles de momentos que hicieron felices a otros.
Y es que hasta hace un par de décadas, el celuloide era la única forma de capturar las emociones de las personas, Don Jorge nos contó cómo llegó al mágico mundo de la fotografía:
“Acababa de salir de la primaria cuando me dijeron que tenía que aprender un oficio, así era antes, nunca me imaginé que podría ser fotografía. En mi familia hubo dos fotógrafos, pero nunca me llamó la atención porque andaban con aquellos grandes cajones con trapos. Pero cuando entre al cuarto oscuro todo cambió, los químicos y los procesos me engancharon”.
La fotografía es una mezcla entre ciencia y arte, en la que no solo se trabaja con la emotividad, sino también con la experimentación, con tiempos de revelado y combinaciones de químicos para lograr un resultado hermoso. El retoque manual fue una parte muy importante de la fotografía análoga, don Jorge Ventura nos habló un poco acerca del proceso:
“Me incliné por el retoque, no había Photoshop, todo se hacía a lápiz sobre el negativo. Todas las sombras se suavizaban, si había barritos, espinillas, manchas, al lápiz se le sacaba una punta bien fina. Las manchitas se desvanecían, las ojeras, las comisuras, había gente que era bien frentuda, nariz panda, ahí se le arreglaba”.
Hoy día hay una gran variedad de cámaras digitales incluida la del teléfono, pero en ese entonces las japonesas y alemanas dominaban el mercado, una Yashica de lente fijo semiautomática se convirtió en la herramienta de trabajo de don Jorge, de los 35 mm pasaría a los 120 mm, todo en blanco y negro.
Desde que me metí a esto no he hecho otra cosa solo foto.
Los eventos sociales son el pan que da de comer a la mayoría de fotógrafos en el país, y así fue también para nuestro entrevistado, quien ha fotografiado los momentos felices de más de tres generaciones, al respecto indicó:
“Me dediqué a los eventos sociales como bodas, comuniones, cumpleaños, me encontré con gente muy amable a la que le gustaba mi trabajo, algunos por barato y otros porque les gustaba como trabajaba. Hay bodas que les tomé a los papás y después a los hijos. Desde que me metí a esto no he hecho otra cosa, solo foto”.
Actualmente, don Jorge Ventura, se dedica a trabajar con bachilleres y universitarios con fotos de tiempo y de minuto. Si quieres conocer más de su trabajo, puedes visitar su foto estudio en 4ta Calle Oriente #526, el local antiguo de la Radio KL.
Así como él, muchos salvadoreños de la primera mitad del siglo XX tuvieron que aprender un oficio que hoy día ejercen con orgullo y que además han transmitido a generaciones posteriores. Es nuestro deber dar continuidad a estas técnicas antiguas, preservarlas y aprender de ellas como referencia de nuevas ideas.