Ya no habrá ningún año tan “helado” como 2016

Ya no habrá ningún año tan “helado” como 2016

Un equipo de científicos de la Universidad de Hawái calculó, por medio de 39 modelos computacionales, que si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero con normalidad, la mecha termina en el año 2047. Desde ese punto en adelante, se proyecta que el calor de hoy (ya suficiente de causar un proceso de derretimiento de todos los glaciales mundiales) va a ser el frío de mañana.

Si bien es cierto que el año 2016 aplastó todos los records del calor planetario, más allá de 2047 no habrá ningún año tan helado como 2016. Camilo Mora, con su equipo de la Universidad de Hawái, hizo un estudio y notó que la región tropical y subtropical va a sufrir los peores estragos.

Las olas de calor letales van a ser parte de la nueva normalidad.

La persistencia del calor intenso puede acabar con la biodiversidad más delicada y más vulnerable, incluyendo los cultivos anuales. La estabilidad climática hizo posible la civilización humana precisamente porque a partir de ella se propició el cultivo de los granos básicos.

Por 12,000 años, con algunas excepciones, las condiciones aseguraron que las semillas delicadas de los granos básicos pudieran brotar, crecer, florecer y dar frutos para el consumo humano.

El calorcito del día y la frescura de la noche siempre daban energía y descanso a los cultivos. Las lluvias generosas, pero moderadas saciaban su sed. Los vientos suaves les entregaban materia orgánica para satisfacer su apetito. Los cultivos bien agradecidos aseguraron que la humanidad pudiera crecer y desarrollarse.

Esa época de 12,000 años de estabilidad climática ya se acabó.

Otra época geológica conocida como la Antropocena acaba de empezar. La Antropocena significa la época del hombre. La actividad humana logró desarticular el mecanismo de estabilidad climática, inaugurando un periodo desconocido por el ser humano. Lo peor de todo es que es un periodo de adversidad crónica y profunda para tales granos básicos como maíz, trigo y arroz; los que han constituido la base de la civilización humana.

El granito delicado de hoy emerge en un mundo distinto. Su mundo es más sofocante. Su noche no da el alivio merecido. El calor aumenta su sed. Pero el mismo calor reduce la disponibilidad de agua.

El agua tiende a llegar en diluvios cortos pero intensos, con vientos capaces de arrancar árboles.

En la publicación, “Clima, Agricultura y Seguridad Alimentaria” [Climate, Agriculture and Food Security] del Consorcio Consultivo de Investigación de Agricultura Internacional (CGIAR) se informó que: “agrobiodiversidad está bajo amenaza. De las aproximadamente 50,000 especies de plantas comestibles, no usamos más que 50, de las cuales 15 suplen 90% de los alimentos mundiales y solo tres –trigo, arroz y maíz– suplen el 60%”.

Ya no habrá ningún año tan “helado” como 2016
En los últimos años las sequías han disminuido la producción de maíz, arroz y trigo por todas partes del mundo

Necesitamos con urgencia tomar medidas.

Nos referimos a medidas imprescindibles para bajar la temperatura, regular el clima, mantener humedad de la tierra y preservar su capacidad de producir alimentos. Todo depende del grado de estabilidad climática que podemos lograr.

Los climatólogos establecieron un techo de un aumento de 1.5 grados centígrados arriba de la temperatura de tiempos pre-industriales para posiblemente prevenir el efecto avalancha climática. Esto deja un margen todavía de aproximadamente medio grado de aumento más, lo cual requiere una reducción rápida y definitiva de emisiones del dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

Es necesaria una política activa y agresiva para descarbonizar la atmósfera, parando así la descomposición del planeta que conocemos.

Agradecimientos a: Miguelito Hoffman.