¿Puede El Salvador convertirse en un pequeño modelo ambiental?

Modelo ambiental

Nuestro país, como cualquier otro país del mundo, puede adoptar una estrategia integral para combatir el cambio climático, creando un modelo del Buen Vivir en plena sintonía con la Madre Tierra.

Un país consciente construye un territorio ambientalmente amigable: Carbono negativo y socialmente justo, donde el pueblo mismo puede gozar de los frutos de la naturaleza y los frutos de sus labores. Ese es un país modelo que ilumina el camino para lo demás.

Costa Rica, Etiopia y Bangladesh ya anunciaron su intención de ser países con cero emisiones para el año 2050. Están ofreciendo su versión de cómo sobrevivir hasta el siglo XXII. Debemos ser competitivos, en el sentido amigable, creando un modelo aún más eficiente, más eficaz y más integral.

No es la “competitividad” impuesta por las grandes potencias, por el mercado global, en la cual los países empobrecidos se matan por migajas. No debemos ser competitivos para reproducir modelos depredadores. Buscar competitividad en el mercado significa reproducir el modelo convencional, explotando y agotando, tanto a los seres humanos, como a la Madre Tierra.

Debemos competir con el propósito de compartir.

Debemos ser competitivos en la búsqueda y creación de modelos a favor de la vida.  El Salvador puede ser como una vitrina de éxito: Un oasis de vida en un mundo que se degrada rápidamente. Puede iluminar un camino para lo demás.

Mural Ataco

Cultivar localmente en lugar de extraer para producir comestibles, combustibles, bienes y materiales de estructura, no debe ser una actividad acaparada sólo por algunos pocos.

El pueblo organizado en cooperativas, es un pueblo que puede producir a nivel local de una forma limpia. Un pueblo convencido de la frase “Hecho en El Salvador” de manera que no agote, envenene o destruya la Madre Tierra es un sueño dorado; es la semilla de la transformación. Al contrario, consumir productos importados del otro lado del mundo, derivados del petróleo, enviados por petróleo, es participar en la marcha directa hacia el precipicio.

Las compañías transnacionales saben manipular las aspiraciones

En El Salvador, en lugar de generarse orgullo e identidad nacional, eventos como el “Black Friday” ya son una tradición. Las compañías transnacionales saben manipular las aspiraciones de dignidad, comodidad y seguridad como impulso para consumir.

En este mundo trastornado, las remesas llegan y en cuestión de momentos, ya están en camino para ser gastadas en los centros comerciales o restaurantes de comida rápida. La hemorragia de riqueza y ganancias hacia afuera, asegura que exista pobreza y degradación ambiental.

No debemos seguir con el delirio de que cada centro comercial construido, y cada centavo gastado allí, representan índices de “crecimiento económico”; la prueba de que el país está “progresando”.

En El Salvador de hoy, el negocio más lucrativo es la protección:

Tratar de asegurar que seres humanos no maten a otros seres humanos.

La necesidad de protección viene cuando la juventud pierde la esperanza; cuando la educación no da ninguna garantía de mejoras en la vida; cuando la escasez de trabajo es crónica y sólo hay competencia para oportunidades laborales de miseria.

Sólo inspirando un sentido de esperanza, creando una productividad robusta, recuperando el ecosistema y generando estabilidad climática, se crearán las piezas del gran rompecabezas moderno.

Para sobrevivir con dignidad, necesitamos proceder con creatividad, sabiduría y compasión. Nuestras acciones de hoy van a determinar el bienestar para todas y todos a futuro. Si no empezamos a reconstruir otro Jardín del Edén, estamos condenando a las generaciones venideras a un apocalipsis. La decisión es de nosotras y nosotros, aquí y ahora. Las consecuencias son para aquellas y aquellos.

Planeta Tierra

Agradecimientos a: Miguelito Hoffman.