Vega: “Siempre me pareció la peor pesadilla tener que regresar a San Salvador”

Imagen tomada de perleecicatrici.org

 

“[…] son tan ignorantes que beben esa cochinada con orgullo, y no con cualquier orgullo, sino con orgullo de nacionalidad […] porque la Pilsener salvadoreña es la mejor cerveza del mundo, no una cochinada que únicamente produce diarrea como pensaría cualquier persona en su sano juicio […]” Vega, El Asco, 1997.

 

Esta semana viene al país el polémico escritor de posguerra, Horacio Castellanos Moya autor de ‘El Asco’, esta vez, presentará su nuevo libro ‘Moronga’.

Moya cambió mi forma de ver al país, de percibir al pequeño y hacinado ‘pulgarcito de América’. Antes de ello, yo tan patriótica y orgullosa, defendiendo a capa y espada lo indefendible. El orgullo nacional va más allá de la razón, y no está nada mal cuando nos ayuda a consolidar un concepto sano de identidad, sin embargo, situarlo en elementos tan vacuos como una cerveza o un plato de comida popular, no es para nada el ideal de nacionalismo.

‘El Asco’ se escribió a finales de los noventa, pero parece aún tener vigencia, quizá hoy más que nunca, dado que en esa época a penas y salíamos del trauma de doce años de guerra.

Tomada de: oquevcestalendo.wordpress.com

No se trata de menosprecio y altanería, o quizá sí, pero cuando salimos del país y vemos más allá de lo habitual, las comparaciones y críticas nunca faltan. La sensación de agobio nos invade día a día, sea por la violencia, sea por la pobreza, sea por el hacinamiento, la desesperación es latente, todos nos sentimos “Vega”, y a veces sin siquiera darnos cuenta.

Quizá lo más relevante de ‘El Asco’, sea el planteamiento necesario de la capacidad de autocrítica, de ver las cosas desde afuera, desde un cristal, cuando ya se ha estado dando dentro de ese cristal. La autocrítica o insight, es la capacidad de los seres humanos de ver hacia adentro de ellos mismos, de hacer introspección de sus actos, y de cómo éstos afectan al entorno. En este libro la autocrítica va dirigida a la nación, a la familia, pero no al personaje en sí, así lo dispuso el autor; sin embargo el insight, a lo que es propio, a lo de uno (familia, nación), es de los más difíciles de lograr. Estamos condicionados a no hablar mal de nuestra casa aunque se esté cayendo, pero ¿qué pasa si nuestra casa que se cae nos afecta o afecta a otros?

‘El Asco’ nos muestra a una sociedad decadente, a un hombre existencial pero verborréico, que vomita negatividad contra su país y la cultura en que vivió, porque no se siente en lo absoluto identificado con ella, ¿Es su culpa? ¿Está mal eso? Hay cosas que nadie dice, pero que sí siente, ver oír y callar, a eso nos enseñaron, a ver oír y callar.