Dragon Ball Fest: Como público, nos falta por aprender

Dragon Ball Fest: Como público, nos falta por aprender
Fotografía tomadas por el mismo autor. Puedes visitar su página: Proyecto Fotográfico | ContraLuz.

Dragon Ball Fest se convirtió en uno de los eventos más esperados de este año. El aditivo por el cual muchos fanáticos se hicieron presentes era justificable. Por primera vez en El Salvador se presentaban juntos Mario Castañeda y René García, las voces en español de Goku y Vegeta, protagonistas de la serie de anime, Dragon Ball, el tema principal del evento.

Pese al paso de los años, algo es innegable:

La obra por excelencia de Akira Toriyama conserva  un lugar privilegiado en los corazones de los fanáticos.

El festival lo demostró. El pabellón 4 del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO) se convirtió en el encuentro de generaciones. Estaban desde aquellos que en su infancia se dejaron atrapar por la historia de Goku y sus amigos, y que ahora heredan ese gusto a sus hijos, hasta quiénes se han dejado cautivar con la nueve serie en emisión.

El gusto y pasión por un género que se expande cada vez más, en conjunto con una buena organización y programa de actividades, le hace acreedor al Dragon Bal Fest en su edición 2017 de uno de los mejores en su tipo.

No obstante, parece que aún como público nos hace falta aprender.

La espera por el evento principal llegó a un frenesí entendible conforme las horas avanzaban. Los reunidos gritaban por Mario y René. Estaban deseosos por verlos subir al escenario e interpretar a los personajes íconos de la historia.

Los animadores daban inicio al concurso de Cosplay, una de las actividades esperadas en estos eventos, en medio de silbidos y abucheos. El show debía continuar y el programa se debía respetar, aunque los espectadores no entendieron estas reglas.

El llamado a la calma se hizo presente desde los animadores. Pese a ello, el desorden comenzó a imperar y desde atrás, voces anónimas comenzaron a gritar, empujar y abuchear.

Una orden, originada desde cualquier lugar y por cualquier persona, provocó un movimiento de masa que apretó, sofocó y arruinó el ambiente que hasta el momento se había caracterizado con una atmósfera cordial y divertida.

Los jurados del concurso, ubicados en una mesa frente a la tarima, tuvieron que pedir ayuda y subirse a la tarima.

Estaban en peligro de asfixiarse.

Una de las cosplayer que se encontraba tuvo que ser atendida ante un ataque de asma provocado por todo aquel sofoco. En lugar de ayudar, entender o acatar nuevamente la petición de despejar el lugar, los presentes sacaron sus celulares para grabar la situación.

Las voces que aprovechan la multitud para esconderse continuaron sus desagradables comentarios. Continuaron los silbidos obscenos y los insultos ante el jurado femenino. Como resultado de todo aquel desorden, empuje y manifestación, el concurso se movió de la agenda y se tuvo la necesidad de llamar a seguridad para salvaguardar la entrada de los invitados.

 El salvadoreño hizo lo que el salvadoreño hace.

Un pequeño y normal incidente ocurrió, según la explicación de algunos. Los responsables fueron los organizadores que no previeron lo que podía pasar, según la justificación de otros. Todas estas perspectivas son compartidas con el único fin de no responsabilizarnos como parte del problema.

Lo sucedido no es más que una expresión de nuestra idiosincrasia. Ese día fallamos, todos, como otakus.

La carencia de educación y respeto, así como la cultura que proyectamos, quedó en evidencia en los minutos que duró aquel desorden. Como público, debemos ser los primeros en pedir orden y exigir condiciones favorables para disfrutar de los espacios dedicados al anime. Debemos ser los héroes que permitan hacer la diferencia:

Debemos ser verdaderos fanáticos de las historias que nos inspiran.

El amor y pasión debería llevarnos por un camino fraterno que caracterice los festivales. Por el contrario, seremos nosotros mismos quienes ahoguemos estas iniciativas ante la carencia de invitados internacionales por el simple hecho de ser irrespetuosos y vulgares.

Reitero, aún nos queda mucho por aprender y por demostrar. Debimos parar cuando el caos iniciaba en vez de contribuir a que el fuego se incrementara. Espero que no vuelva a suceder, pero eso solo será posible si nosotros comenzamos a cambiar.

Dragon Ball Fest: Como público, nos falta por aprender
Fotografías tomadas por el mismo autor. Puedes visitar su página: Proyecto Fotográfico | ContraLuz.