“Mal necesario”, con estas 2 palabras podemos definir acertadamente a las vacunas, ya que por nuestro propio bien y para gozar de nuestra actual buena salud, durante nuestra infancia debimos sufrir uno o varios piquetes de jeringa para prevenir diversas enfermedades. Esta simpática, sufrida y necesaria realidad podría pintar de otra manera para los hijos y nietos de los millennials gracias a un descubrimiento que apunta a transformar dramáticamente las campañas y procesos de vacunación en todo el mundo.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) han desarrollado una técnica que facilita en gran medida la administración de este tipo de medicamentos de uso preventivo, la cual está basada en el uso de micropartículas.
Todas las vacunas necesarias en una sola inyección.
Gracias a la vacunación, hasta el día de hoy ha sido posible controlar y en algunos casos, erradicar un buen número de padecimientos que en su día podían incapacitar de por vida a una persona o inclusive resultar mortales. Sin embargo, para poder presumir de tales logros de gran envergadura han sido necesarios muchos pinchazos sucesivos cada uno con un fármaco distinto cada cierto tiempo.
Si bien la efectividad del proceso tradicional es indudable, no deja de ser algo complicado y que en muchísimos casos queda incompleto, principalmente en países del Tercer Mundo. La nueva técnica de vacunación reduce la cantidad de dosis a una sola que contiene todos los fármacos necesarios que se incluyen en un plan de vacunación rutinario.
De manera automática se simplifica cualquier proceso conocido para cumplir un plan de vacunas. Esto es un problema particularmente difícil en los países en vías de desarrollo, pues las dificultades inherentes a su contexto económico y social complican significativamente que los menores puedan completar sus vacunas, y como es lógico, aumenta la incidencia de enfermedades que en la actualidad son fácilmente prevenibles, pero cuyos efectos son devastadores.
Toda una farmacia puede estar en micropartículas.
Ante algo tan novedoso, es casi obligada e inmediata la pregunta de cómo funciona. La clave de las nuevas vacunas está en pequeños micro-contenedores que son algo más pequeños que una mota de café granulado. Cada uno contiene un medicamento distinto que de acuerdo a los autores del descubrimiento, se libera cada cierto tiempo según como lo requiera el tratamiento. De este modo y a través de la dosis única, entran al torrente sanguíneo todos los fármacos que regularmente se programan en un plan de vacunación.
A grandes rasgos, las micropartículas que contienen la variedad de vacunas a ser administradas están hechas de un polímero especial que no entraña consecuencias ni riesgos al organismo. Estos pequeñísimos envases liberan su contenido de acuerdo a la dosis que sea programada por el fabricante de la vacuna, que como ejemplo sus descubridores citan que puede ser entre 9 y 41 días después de inyectada. Este intervalo varía de un medicamento a otro.
Aunque en un primer momento es previsible cómo es que esta nueva técnica transformará la vacunación, es apenas un primer asomo de sus alcances. En principio, un aumento en la cobertura de vacunación significa un control más efectivo y menor incidencia de ciertos padecimientos, y por ende se puede anticipar un cambio significativo en el panorama de la salud mundial.
