Competitividad mexicana sin riesgos tras eventual fin del NAFTA

Competitividad mexicana sin riesgos tras eventual fin del NAFTA

La séptima ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) arrancó el pasado día domingo en Ciudad de México en medio de muchas incertidumbres y especulaciones.

Para nadie es un secreto que la administración Trump ha manifestado una y otra vez que el acuerdo comercial representa pérdidas para su país y que en razón de esto pretende abandonarse. Del lado de las otras 2 partes las consecuencias de una eventual salida de Estados Unidos del acuerdo, se harían sentir con mayor estridencia, principalmente en México.

Uno de los temas que más preocupan a México es la competitividad de sus productos. Este es un asunto que tiene íntima relación con el acceso a mercados externos, el cual como es sabido, ha sido facilitado en la historia reciente a través de una buena cantidad de acuerdos similares al NAFTA que se han suscrito a lo largo y ancho del planeta.

¿Qué puede esperar México en materia de competitividad en ausencia del NAFTA?

Con las reuniones para la renegociación del tratado en proceso, diversos especialistas han vertido opiniones respecto de un posible panorama para los productos mexicanos y su acceso al mercado de la superpotencia. En principio se ha manifestado que pese a la incertidumbre inicial, México no se vería demasiado afectado por los aranceles, dado que serían unos costos relativamente mínimos. De igual manera, se estima muy poca afectación en las cadenas de suministro.

 

A grandes rasgos, el área comercial comprendida en el tratado enfrentaría principalmente problemas administrativos e impositivos. A lo largo de los 24 años de vigencia del NAFTA, se han construido relaciones y estructuras comerciales completamente funcionales.  Si bien van a experimentar cambios en su dinámica, una vez el tratado fuese suspendido, no habría nada de proporciones catastróficas. Asimismo, hay instrumentos y conceptos legales que México puede –al menos en teoría- invocar a fin de garantizarse un acceso al mercado estadounidense.

Los 3 países que han suscrito el acuerdo rigen sus relaciones comerciales en base al régimen planteado por la OMC para el Libre Comercio a nivel mundial.

Entre los principios que lo componen está el llamado “Trato a la Nación Más Favorecida”.

Consiste en que si determina que alguno de los signatarios de un determinado acuerdo comercial concede trato especial a las mercancías de un agente externo que no participa en el mismo, automáticamente deberá concedérsele esos mismos términos a las demás partes.

En otras palabras, México podría exigir esto a Estados Unidos si se comprueban tales condiciones.

Para ser específicos, si México comprueba que Estados Unidos hace ciertas concesiones comerciales a un tercer país con el cual también México tuviera algún tipo de negociación, podría exigir las mismas circunstancias. Esto en principio vaticina algunos bajos costos arancelarios, salvo algunas excepciones de peso.

“En ese caso, México enfrentaría un arancel de entre 4% y 6% en la mayoría de los productos, sólo en algunos casos como la fabricación de camionetas en el país enfrentaría hasta el 25% porque Estados Unidos lo aplica de forma estructural a todos los países. Eso implica un aumento en los aranceles que pagaría el país, aunque tampoco sería exorbitante”, apunta José Luis de La Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC).

Entretanto, se especula además que es poco probable una ruptura total del NAFTA pese a todas las diatribas e increpaciones del presidente. Existe la percepción que este sea un argumento para obligar a México y Canadá a aceptar los términos comerciales propuestos por Estados Unidos.