¿Son las pantallas de repuesto un riesgo para la privacidad?

En más de una ocasión nos ha pasado que en efecto, la pantalla de nuestro móvil es la última barrera que define si nuestras cuentas e información personal están seguros, especialmente si por extrema confianza o descuido carece de bloqueo. Esta penosa pero cotidiana situación no pasaba –hasta hace poco- de ser un error común y susceptible de cualquier usuario. Sin embargo, podría tomar una nueva dimensión que da a los hackers más herramientas.

Esto es precisamente a causa de una de las situaciones más comunes cuando tenemos accidentes con nuestro celular. Una de las piezas más susceptibles a sufrir daños es la pantalla. Por ello, se vuelve imperativo reemplazarla si buscamos una solución económica al problema. Es aquí donde los hackers pueden aprovechar.

La pantalla del móvil es la clave para un nuevo tipo de hackeo.

Investigadores de la Universidad Ben-Gurion, de la ciudad israelí de Néguev, condujeron un experimento con objeto de comprobar la efectividad de una nueva técnica de intrusión en Smart devices, que dicho sea de paso, no es susceptible de detección por parte de antivirus y otros software de seguridad.

De lo que se trata es de colocar un chip en la parte trasera de la pantalla del teléfono. A través del mismo es posible, mediante asistencia remota, tomar control de las funciones del teléfono y disponer completamente de los datos y aplicaciones almacenadas.

Omer Swhartz, de la Universidad Ben-Gurion, explica a detalle cómo se condujo el ensayo.
Omer Swhartz, de la Universidad Ben-Gurion, explica a detalle cómo se condujo el ensayo.

El chip instalado toma control del aparato mediante sus controladores o drivers. Es por ello que resulta todavía más difícil de detectar por medio de software, ya que se vale de componentes que están instalados de fábrica y de funciones completamente normales. Los factores de riesgo aumentan cuando nos damos cuenta que los chips usados son de fácil acceso y están disponibles en el mercado.

No obstante la posibilidad de hackeo, la técnica tiene un punto débil.

Como es necesaria algo de intervención física, haría falta que nuestro device caiga en manos del mismísimo hacker para que el chip sea instalado, cosa que sería demasiado circunstancial; a menos que se trate de una persona muy cercana a nosotros. Sin embargo, se puede aprovechar el caso que hayamos dañado la pantalla del teléfono o Tablet y sea necesaria una reparación y posible reemplazo.

Del mismo modo, Google ha tomado cartas en el asunto y atendiendo a la anomalía encontrada por los científicos de esta universidad, ya ha lanzado una actualización que neutraliza estos chips.

Pese a lo circunstancial de este método de hackeo, nunca están de más las precauciones del caso, por lo que recomendamos ampliamente que las reparaciones y reemplazos se hagan con personas de entera confianza y con partes originales. Debido a sus particularidades, esta manera de intervenir en la privacidad está potencialmente al alcance de cualquier persona.