El pasado 4 de marzo se llevó a cabo la ceremonia anual de los Oscar. Los salvadoreños estábamos pendientes de los ganadores en dos ramas distintas al mismo tiempo: El cine y la política. Mientras se repartían estatuillas y se contaban votos, muchos se preguntaban:
¿Por qué el nombre Oscar?
Este evento destaca como ningún otro en el mundo del cine, porque es aquí donde se desata una amalgama de fama, arte y moda que no se ve en otra ocasión. Y resulta ser que la gloriosa estatua de oro que reciben los ganadores, es la responsable de su propio nombre.
Se dice que esta idea surgió porque la directora ejecutiva de la Academia, Margaret Herrick, al ver la estatua por primera vez, dijo algo muy particular:
“Me recuerda a mi tío Oscar”.
De esta extraña manera, el nombre se volvió tan popular, que ahora los millennials no podrían imaginarse otra forma para denominar el evento líder cuando se trata de la apreciación al arte cinematográfico.
La estatua de oro fue diseñada por Cedrid Gibbons, director de los estudios Metro Goldwin Mayer y esculpida por el artista George Stanley. El diseño ha cambiado un par de veces en la historia, sin embargo, el nombre Oscar ha permanecido a través de los años y algo nos dice que se va a quedar por toda la eternidad mientras este evento posea la distinción y el prestigio por el cual se conoce.
¿Te gustaría tener una de estas estatuillas algún día?
