El talento de las calles

Tomada Pixabay
Por: Santiago Lovo, Comunicador y Cinéfilo

Es curioso cómo a veces nos encontramos en las viejas y transitadas calles del centro de San Salvador, con artistas que llegan a sorprendernos. Jóvenes con voces increíbles que poseen un rango vocal que supera al de muchos famosos de la televisión, que generalmente utilizan sintetizador o playback. Es como si las voces de estos jóvenes del centro estuvieran en un tiempo y espacio adverso, porque realmente pocos ven su innegable talento o a veces ni ellos mismos se lo creen. Hay quienes lo hacen por entretenimiento y unos otros por sacar adelante a sus hijos, pero pocos buscan por medio de la calle, llegar a tener un pedazo en la alta esfera de la farándula, aquella sanguinaria cúpula rosa en la que puedes tener la oportunidad de volverte inmortal.

Otros jóvenes con atributos circenses que despliegan llamas y cuchillos por el interior de su cuerpo o que hacen piruetas debajo de un semáforo y que viven de limosnas disfrazadas. Esto es algo totalmente curioso porque es muy común ver programas de televisión en busca de talento, en los que los jurados quedan anonadados cuando un concursante hace algo espectacular, cuando en nuestras calles vemos ese tipo de cosas, pero el detalle es que ellos no tienen la oportunidad de obtener 100 millones de visualizaciones en YouTube.

El dibujo y la pintura, los creadores de accesorios y hasta la inteligencia informal. Realmente sí existe talento en nuestra sociedad salvadoreña. Sí tenemos capacidad de crear y recrear lo que se ve afuera, quizá muchas veces con menor calidad, pero sería bueno dar un vistazo por el centro de San Salvador, y ver cómo muchos se han arriesgado a crear sus propias marcas en diferentes áreas. La inteligencia informal que falsifica el todo es sin duda es una capacidad, porque acá son expertos en realizar réplicas de cualquier producto exitoso que deslumbre fuera de nuestras fronteras.

En El Salvador hay talento, solamente debemos de fijarnos más en nuestra gente. Creer en los demás ¿y porque no? también en nosotros mismos. Muchos mueren de hambre en las calles porque no valoramos su trabajo, talento y esfuerzo. Si la sociedad salvadoreña fuera un poco más devota a sus raíces, pudiéramos hacer más visibles nuestras capacidades y darle el mérito que merecen. Es difícil ver talento cuando tú mismo desmeritas desde un inicio el valor de tu propia cultura.