¿Podría la Economía Naranja convertirse en la salvación de América Latina?

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En los últimos años las industrias creativas (Economía Naranja) han aumentado exponencialmente, con las nuevas tecnologías cada vez más personas se atreven a crear, un dato alentador para América Latina. De acuerdo al informe del BID titulado: ‘Economía naranja, innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe’, la creatividad se ha vuelto el recurso inagotable en esta región.

Según Alejandra Luzardo, especialista del BID, la creatividad como motor de innovación puede contribuir a la diversificación como herramienta necesaria para contar con una economía competitiva a nivel mundial basada en el conocimiento. La Economía Naranja genera: valor, riqueza, empleos e impacto social.

Según este informe, el ‘universo naranja’ se compone de dos partes: 1) la economía cultural y las industrias creativas y 2) las áreas de soporte para la creatividad. De acuerdo a la OIT, para 2015, la economía naranja significo 1,9 millones de puestos de trabajo en América Latina y el Caribe.

Y es que los expertos han creado un ranking de las diez habilidades necesarias para el trabajo en el 2020 y la creatividad ocupa el puesto número tres, junto a la solución de problemas y el pensamiento crítico.

Pero, ¿de qué se trata la creatividad?

Resulta ser la capacidad de aportar una perspectiva diferente a los desafíos del mundo, dejando de lado las preconcepciones y dándose la oportunidad de explorar nuevos caminos para innovar. De acuerdo al informe de BID, en nuestros días las personas creativas rompen con patrones establecidos con la aparición de innovaciones como Airbnb, Spotify, UBER, YouTube, donde uno de los elementos más significativos es “el protagonismo del diseñador como fundador o cofundador”.

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Tomada de: LaPrensa.hn

Latinoamérica y el Caribe son regiones creativas llenas de talento e imaginación, es momento de pasar a ser el granero del mundo, a ser semillero de ideas e innovación, compitiendo con mercados globales sin perder la identidad cultural.

La economía naranja al hacer uso de la empatía, puede ser un trampolín muy interesante para el desarrollo, ya que esta cualidad es la capacidad cognitiva de percibir lo que otro puede sentir. La idea es plantear soluciones inclusivas que capitalizan la inteligencia desde la participación del usuario: innovación social.