Alemania es un pueblo que se ha levantado de las cenizas en muchas ocasiones, el país europeo es una de las economías más pujantes del mundo y esto se debe a una de las cualidades más importantes de esta sociedad: la disciplina.
Ser puntual es motivo de orgullo para los alemanes, para ellos, llegar a tiempo es una virtud y una obligación, según la Deutsche Welle, los retrasos son vistos como falta de respeto y pueden incluso poner en riesgo una amistad. Llegar a la hora acordada es una demostración de respeto y «la mejor prueba de una buena educación” dijo el crítico de arte alemán Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781).
En esta cultura las excusas y justificaciones a la impuntualidad no funcionan en casi ninguna situación, ante las explicaciones seguramente seguirá una franca discusión y quizá poco amable. Si se llega tarde hay que pedir perdón a los presentes, sin dar más explicaciones, si se quiere justificar el retraso, debe hacerse al final del encuentro.
Pero llegar demasiado temprano también se considera de mala educación si el anfitrión aún no está preparado para recibir a la persona, así que el consejo para no desencajar en la cultura alemana es: puntualidad para todo y eso implica también no llegar antes de la hora.
Ya sabes, si deseas hacer negocios con empresarios alemanes, deberás ser puntual y preciso, así todo fluirá con normalidad. Si te gustó este artículo, compártelo con tu familia y amigos y mantente pendiente de las publicaciones de El Target.