El rubro del agua embotellada es uno de los grandes legados de la Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI) en el istmo centroamericano. Al ser un modelo económico ideado para el desarrollo del sector secundario –con todas sus contradicciones- en la segunda mitad del Siglo XX se desarrollaron en la región una gran variedad de industrias enfocadas al consumo, siendo una de las más importantes la de bebidas carbonatadas y en consecuencia, productos como el agua purificada tuvieron una gran acogida en respuesta a las necesidades de la población.
Actualmente la industria del agua envasada en Centroamérica tiene poco más de un siglo de tradición y en cada país existen marcas emblemáticas que alcanzaron su desarrollo en distintos momentos de los últimos 110 años. Algunas son gracias al ISI: Salvavidas (Guatemala), Agua Cristal (El Salvador), Aguazul (Honduras) y Cristal (Costa Rica). Sin embargo, y muy a pesar de lo bien constituida que está la industria, la situación presente de ésta es digna de análisis.
Hoy en día se acentúa una tendencia hacia el producto importado.
En el lapso de los últimos 5 años, se da una situación interesante para el negocio regional del agua envasada. A pesar de que se trata de una de las industrias más robustas de la región, se ha observado un incremento importante de las importaciones de agua purificada en cada uno de los países del istmo. Una de las razones para esto es la relativa estabilidad del precio del litro de agua envasada en el mercado internacional.
Para el período en estudio, tenemos que el litro de agua embotellada ha estado en una banda de entre los US$0.30 y $0.40, pero registrando leves movimientos de un año a otro. Del año 2014 al presente, se da una situación interesante, pues es congruente con el incremento de los volúmenes importados de producto. Desde la fecha, el precio del litro de agua envasada ha tendido a la disminución. Esta tendencia es tan marcada que incide en el promedio de crecimiento de los precios para el intervalo investigado, que como se puede observar, se han reducido en un 2.84%.
En la gráfica adjunta, observamos la consecuencia inmediata de los bajos y relativamente estables precios del agua envasada, ya que el volumen del producto importado ha crecido en más del doble durante el período en estudio. En términos concretos se ha pasado de una importación de 31 millones de litros del vital líquido en 2012, a 70 millones el año pasado.
Esto representa un crecimiento del 125.81% en las importaciones de agua envasada.
Ahora bien, cabe preguntarse qué ocurre en la industria local, ya que aunque las marcas aludidas anteriormente y algunas otras gozan de una posición envidiable en sus respectivos mercados, resulta muy evidente que las importaciones han crecido. Este es un fenómeno que muy probablemente obedece a las necesidades de materia prima de los embotelladores en cada país, ya que como se ha visto, ésta es relativamente barata.
Asimismo, es de todos conocido que la situación ambiental en Centroamérica dificulta en gran medida la utilización del preciado fluido de nuestros propios mantos acuíferos y nacimientos de agua. Por ello, se justifica la importación de tales cantidades de agua apta para consumo humano.
La tesis presentada cobra fuerza cuando observamos las importaciones por país. Esto es puesto que los principales importadores de agua envasada son Panamá (25.5 millones de litros) y El Salvador (21 millones de litros) y cada uno es representativo de ambas situaciones. Cabe destacar que entre ambos países se concentra el 64.48% del gasto en agua embotellada de importación, el cual es de US$13.8 millones.
Veamos primero el caso panameño, que concentra casi la mitad de las importaciones de la región. Panamá representa una situación bien particular del mercado centroamericano del agua purificada. A diferencia del resto del istmo, la marca más consumida en territorio panameño es de origen extranjero: La estadounidense Dasani. Un consumo tan grande viene explicado no solamente en función de materia prima, sino también en términos de productos finales.
Por otro lado, la República de El Salvador representa la cara amarga del consumo de agua en la región; puesto que como es sabido, es el país centroamericano con mayor vulnerabilidad ambiental. De esto se deduce la necesidad de importar volúmenes cada vez más grandes de agua envasada, tanto como materia prima de la industria embotelladora local, como para satisfacer la demanda del mercado salvadoreño.
Estados Unidos, el principal proveedor regional.
Finalmente, obsérvese que el principal proveedor de agua envasada de la región es nuestro principal socio comercial: Los Estados Unidos (47%), seguido de Guatemala (34%), Costa Rica (5%), Nicaragua (4%) y Panamá (4%). La distribución del origen del producto importado revela además un contraste interesante entre dichos números las importaciones por país. Guatemala y Nicaragua aparecen como unos de los países con menor consumo externo de agua envasada, pero a su vez están entre los principales proveedores de la región.
Esto deja entrever la calidad y cuantía de las reservas acuíferas de ambos países.
Además de que su consumo de agua importada es mínimo, venden al resto de Centroamérica cerca del 40% del agua purificada que consume.
La situación del mercado del agua envasada tiene un trasfondo tanto de preocupación como de apertura comercial. Este es otro de los rubros en que los consumidores se han visto beneficiados con más y mejores opciones, pero de igual manera es un tema que hace que pongamos atención al contexto de nuestro medio ambiente. La tendencia hacia la importación de algo tan básico y vital es una expresión económica de nuestra problemática actual en este aspecto.
