En la era digital, además de un auge tecnológico, también pareciera haber una tendencia hacia la crítica intelectual del mundo que nos rodea. Dicho de otra manera, se ha fomentado el hábito de emitir una opinión de absolutamente todo. Opinar no es necesariamente algo malo; el problema recae en el hecho que la mayoría de personas hacen un juicio de temas que incluso desconocen.
¿Alguna vez te ha pasado que escuchas a alguien hacer un comentario muy ignorante sobre un tema en específico? Esto suele suceder, pero lo realmente impresionante del asunto es que este tipo de comentarios normalmente son expresados con toda la firmeza y la confianza que un individuo puede exhibir.
¿Cómo es esto posible?
¿Cómo se atreve la gente a juzgar aquello que desconoce? Existe en la psicología algo conocido como el efecto Dunning-Kruger que explica este fenómeno que a tantos eruditos resulta molesto. Es un hecho lamentable pero verdadero que las personas, entre menos saben, más creen saber. Y he ahí el porqué de la confianza con la que expresan sus terribles opiniones.
Por ejemplo, un astrónomo que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de los cuerpos celestes jamás diría que conoce todo sobre el universo. Una persona de altos conocimientos en el rubro, al contrario, aseguraría que todavía le falta mucho por conocer. De hecho, seguramente incluso mostraría fascinación por aprender todo aquello que le hace falta saber de los astros y de los conocimientos sistemáticos de los cielos.
La cosa se vuelve aún más irónica.
Se ha demostrado científicamente que las personas más competentes en distintos rubros son los que más subestiman su capacidad. Esto fue comprobado mediante unos experimentos realizados por David Dunning y Justin Kruger, profesores de la Universidad de Cornell en Nueva York, quienes luego mostraron sus resultados al público.
Este efecto se define como un sesgo cognitivo, lo cual es una percepción trastornada, ya que en realidad la superioridad que sienten dichos individuos al hablar de algo que desconocen es una ilusión. Algo que los resultados y Dunning y Kurger dejan en claro es lo siguiente:
Estas personas son incapaces de detectar su ignorancia.
Suena paradójico ¿no? En la época moderna, ciertamente han surgido todo tipo de corrientes y tipos de pensamientos, y consigo ha traído esta oleada de críticas incompletas e ilógicas. Sin embargo, ¿qué hay que hacer al respecto?
La regla de oro es: Si vas a hablar de un tema, antes debes averiguar del mismo. El que las personas aprendan a tener una opinión propia no es para nada malo, pero el proceso para generar este juicio debe poseer bases. No sólo puede nacer en relación a una observación superflua o a lo que otra persona le dijo. Debe haber análisis.
¿Tú ya has conocido personas que opinan sin saber de lo que hablan?
