El vuelo de la Vaca y el Toro

El vuelo de la Vaca y el Toro

Hace algunos meses, James Hansen, el climatólogo más reconocido del mundo, visitó a una isla caribeña de las Bahamas para estudiar una curiosidad turística. En el sitio de Eleuthera, yace una serie de rocas gigantescas como la “Vaca y el Toro”, las “Gemelas” y “Maverick”. Esas formaciones descansan sobre un terreno, cerca de un precipicio, 20 metros arriba del mar. Allí quedan en la superficie de la isla, con una vista majestuosa del Mar Atlántico.

Con solo 1,000 toneladas, la Vaca parece anémica comparada con el Toro feroz que pesa alrededor de 1,900 toneladas. Los dos son compuestos de materia rocosa distinta de otras piedras del área inmediata y son bastante más viejas que la tierra que los sostiene. Eran mucho más parecidos a las rocas que constituyen parte del paisaje metros abajo.

Estas formaciones han sido llamativas y fascinantes para turistas de todas partes. Pero, lo llamativo y fascinante para los científicos ha sido siempre el siguiente interrogatorio:

¿Cómo llegaron hasta donde están?

Para James Hearty, y James Hansen, estudiosos de la Tierra, el misterio del vuelo del Toro y la Vaca es más espantoso que misterioso.

Hearty y Hansen concluyeron que el Toro y la Vaca llegaron arriba de la isla durante el periodo geológico conocido como la Eemiense hace aproximadamente 120,000 años. En ese tiempo el planeta fue afectado por la gravedad de otros planetas como Júpiter, jalando e inclinando el hemisferio norteño más hacia el sol. Tal inclinación produjo un calentamiento del planeta de aproximadamente un grado más caliente que hoy en día. Con un grado más de calor, el hielo ártico y del gran glacial de Groenlandia desapareció por completo.

El nivel del mar subió hasta 40 metros arriba de lo actual.

Sin la frescura que ofrecía el Ártico, el mundo perdió un sistema vital de aire acondicionado, imprescindible para mantener un clima moderado, estable y predecible. Sin el efecto moderador del hielo árctico, el mundo se hizo escenario de una turbulencia y explosividad intensa e impredecible. La turbulencia de aquel entonces fue de tanta intensidad que rocas pesando casi cuatro millones de libras volaron metros en el aire, aterrizando en terruños ajenos.

Con el cambio climático, las tormentas de ayer harían que el Huracán Mitch pareciera como una brisa. Puede ser que en las tormentas de mañana, no se vayan a contar los muertos; se contarán los sobrevivientes. En lugar de enterrar a los muertos, lo mejor será quemarlos.

Hoy en día, la inclinación del planeta tiende a la dirección opuesta de aquel entonces supuestamente creando mayor frescura mundial. Sin embargo, la humanidad está vertiendo en la atmósfera el equivalente energético de 400,000 bombas atómicas diarias debido a la quema de combustibles fósiles, en forma de petróleo, carbón y gas natural. El calor de hoy viene de esa quema que manda plumas masivas de dióxido de carbono y otros gases invisibles a la atmósfera.

Una vez depositados en la atmósfera, esos gases bloquean y atrapan el calor en la tierra.

El mundo se está calentando sin precedentes jamás vistos durante toda la existencia de la civilización humana  en los últimos 12,000 años.

Desde que se grabaron las temperaturas mundiales (en 1800), 15 de los 16 años más calientes del planeta tomaron lugar desde el año 2000. 2014 fue el año más caliente hasta entonces. 2015 rompió el record de una forma contundente. Ya en 2016, enero, febrero, marzo, abril, mayo y junio; todos rompieron los records previos para esos meses. Julio se registró como el mes más caliente en la historia de temperaturas grabadas. Agosto, normalmente más fresco que julio, igualó el record del mes anterior.

El vuelo de la Vaca y el Toro

El mundo da indicaciones que está entrando en una fase de un calentamiento acelerado, explosivo e imparable.

Con el cambio climático, el calor sobrante genera más calor, rompiendo un mecanismo tras otro, cruzando un umbral tras otro, creando al final el efecto avalancha. Una vez que la avalancha gane impulso suficiente, ningún arreglo tecnológico va a poder frenar su impacto más contundente. El producto final será otro planeta, un mundo no reconocible con muy poca capacidad de sostener la vida biológica como conocemos.

Con una atmósfera  que contiene una capa muy gruesa de gases de efecto invernadero, el equilibrio climático planetario solo va a permitir la existencia de especies como lagartos del desierto y varios tipos de cactus.

En términos muy prácticos, el cambio climático significa que la raza humana es una especie en peligro de extinción.

Agradecimientos a: Miguelito Hoffman